Los fundadores
 

En la década de los 60, los hermanos Rubino supieron reconocer al instante la oportunidad que ofrecian las nuevas técnicas de envasado. Con la revolucionaria lata al vacío, se podria llevar el café auténtico de la tradición napolitana a cualquier lugar. Con este objetivo, nace en 1963 la Cafè do Brasil S.p.A., actualmente Kimbo S.p.A., que pronto se convierte en una de las realidades de torrefacción más importantes a nivel europeo. Su café se hace célebre en toda Italia y sucesivamente en el resto del mundo, bajo la marca Kimbo. El café de la tradición napolitana se identifica como el café auténtico, gracias a KIMBO y a la familia Rubino.
 

 

























KIMBO OGGI

MISIÓN

La misión de Kimbo consiste en difundir el café italiano en el mundo entero y poner a disposición del mercado nacional y extranjero un producto de primera calidad, inspirado en la tradición napolitana, auténticamente made in Italy, realizado con la más avanzada tecnología, en el respeto de las personas y del medio ambiente. Trabajar con empeño y pasión para preservar y valorizar la especificidad del espresso italiano, interpretando la evolución de las costumbres y del gusto, para ofrecer un producto siempre actual.
 

VISIÓN

Ser referencia para los cultores del café en Italia y en el mundo, interpretar la cultura y la actualidad es desde siempre el objetivo de Kimbo, a fin de expresar la unicidad y la tradición del espresso napolitano. El placer de hacer un café para todos pero que no todos consiguen hacer, dedicado a quien aprecia la riqueza de matices, las diferencias, los detalles, a quien demuestra la debida reverencia a cada café del día.

 

 


È da oltre cinquant’anni

che guardiamo al futuro




Nella crescita di Kimbo ha avuto un’importanza fondamentale il settore Ricerca & Sviluppo al fine di declinare la tradizionale qualità Kimbo in una gamma capace di stare sempre al passo delle esigenze dei consumatori



 


 

NAPOLES Y CAFÉ: Una historia muy personal


Se podría decir que, desde un principio, los napolitanos incorporaron el café en su estilo de vida. En el norte de Europa, el café se aprecia desde siempre por sus virtudes energéticas; en Venecia era sobre todo una moda; en Nápoles, se ama por instinto. Para los napolitanos el café es un placer en sí mismo. A todo se puede renunciar, según Oscar Wilde, excepto a lo superfluo. Le hace eco Eduardo De Filippo, quien, en «Questi fantasmi!» (Estos fantasmas), dice poder renunciar a cualquier cosa menos a la tacita de café que disfruta en el balcón.